jueves, 21 de febrero de 2019

Una región del cerebro se especializa para ocuparse de las palabras escritas

Stanislas Dehaene

Categoría Educación

La visión de los niños es tan sofisticada como su lenguaje hablado. Incluso un niño de 2 años ya sabe nombrar en voz alta los objetos. Eso significa que posee un sistema visual organizado (que le permite reconocerlos e identificarlos) y conectado a las áreas cerebrales del lenguaje. Sin embargo, leer una palabra no se parece realmente a nombrar un objeto. Antes de que uno aprenda a leer, todas las palabras escritas se parecen: ¡son marcas del arado que algún buey empujó por el campo blanco de la página! No es fácil identificar las minúsculas diferencias que existen entre una «e», una «o» o una «c». La forma peculiar de la escritura necesita un tratamiento especializado. Para aprender a descifrar las palabras escritas, cierta región particular del cerebro debe especializarse para tratar estos objetos visuales de nueva índole. El principal cambio impuesto por la lectura se sitúa en el hemisferio izquierdo, en una región muy específica de la corteza visual que llamamos «área de la forma visual de las palabras» (figura 5).[8] También podríamos llamarla «caja de letras del cerebro», porque concentra todos nuestros conocimientos visuales acerca de las letras y sus combinaciones. A medida que presentamos series de letras, la respuesta de esta región del cerebro se incrementa, y lo hace en proporción directa con la habilidad lectora: cuanto mejor sabemos leer, más responde[9]. Su respuesta aumenta conforme avanza el aprendizaje, sin duda porque una cantidad creciente de neuronas se especializa con la experiencia de letras, series de letras y morfemas más frecuentes[10]. Figura 5. El cerebro de una persona alfabetizada difiere del cerebro de un analfabeto en muchos aspectos:

  1. la corteza visual es más definida:
  2. la región de la «caja de letras» está especializada para reconocer letras y palabras escritas, y las envía hacia las áreas del lenguaje hablado:
  3. la región del planum temporal representa con mayor grado de refinamiento los fonemas pertinentes. Sin embargo, antes de aprender a leer, esta región no estaba totalmente inactiva. En el hombre, así como en las demás especies de primates, dicha zona forma parte de las áreas visuales del cerebro que sirven para reconocer los rostros, los objetos y las formas geométricas (figura 6). Aprender a leer consiste en reciclar una porción de la corteza para que una parte de las neuronas allí presentes reoriente sus preferencias hacia la forma de las letras y de sus combinaciones: esa es, en síntesis, la teoría del reciclaje neuronal. En el área de la forma visual de las palabras, el aprendizaje de la lectura hace aumentar las respuestas a las palabras escritas, pero a la vez hace disminuir las respuestas a todo aquello que no es escritura, como los rostros: la lectura entra en competencia con los conocimientos instalados previamente en este sector de la corteza[11]. De hecho, esta porción de corteza tiene mucho que aprender (figura 7): que una misma letra puede adoptar formas muy diferentes en mayúscula y en minúscula, como «A» y «a»; que letras diferentes pueden tener grafías cercanas, como «e» y «c»; que el orden de las letras es decisivo; que ciertas combinaciones de letras son usuales y otras no… todos estos conocimientos se codifican en esta región[12]. Además, si en un adulto esta región resulta dañada por un traumatismo o un accidente vascular, la lectura se vuelve lisa y llanamente imposible[13]. Figura 6. Es muy factible que el sistema visual de todos los primates haya evolucionado para reconocer las configuraciones elementales que caracterizan el contorno de los objetos. La lectura recicla esta competencia de reconocimiento de formas. Figura 7. Algunas letras, como «e», «c» y «r», deben distinguirse aunque sean muy similares. En cambio, otras como «e» y «E», pese a ser muy diferentes, deben reagruparse en una misma categoría. Aprender las distinciones visuales pertinentes es un factor esencial en la adquisición de la lectura. Para recordar • Al aprender a leer se recicla una región especifica del cerebro del niño. • Esta región forma parte de las áreas visuales que Inicialmente sirven para reconocer los objetos y los rostros. • Con el aprendizaje, esta área responde cada vez más a las letras y sus combinaciones.

Tomado del libro 'Aprender A Leer - De Las Ciencias Cognitivas Al Aula'

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