domingo, 24 de marzo de 2019

La Noosfera

Alfonso Vázquez Atochero

620/Tecnología

[Extracto tomado del libro 'Mundo Digital']

La noosfera o noósfera es un concepto teo-filosófico desarrollado en la primera década de mitad del siglo XX y que puede ser considerado como precursor del fenómeno Internet como revulsivo socio-cultural. El término está definido en el diccionario de la Real Academia Española como conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven34. La palabra procede del griego noos, inteligencia, y esfera, por similitud con las diferentes capas de la atmósfera, y varios autores han fantaseado con la idea de la existencia de una noosfera que una a todos los humanos.

El concepto fue acuñado simultáneamente por Jules Le Roy, filósofo francés y estudiante de Henri Bergson, el paleontólogo jesuita Pierre Teilhard de Chardin y el geoquímico ruso Vladimir Vernadsky, en la tercera década del siglo XX. Aunque vamos a introducir dos de ellas, la teoría de Vernadsky y la de Chardin y nos centraremos en profundidad sólo en la concepción de Chardin.

Vladimir Ivanovich Vernadsky concibe tres esferas principales como una sucesión de fases del desarrollo de la Tierra. La geosfera, que engloba la materia inanimada, la biosfera, referida a la vida biológica y, como tercer nivel evolutivo la noosfera, como capa que interconecta todo el conocimiento sobre el planeta.

Por su parte, Pierre Teilhard de Chardin, pensaba en la Noósfera como un espacio virtual en el que se da el nacimiento de la psíquis (noogénesis), un lugar donde ocurren todos los fenómenos - patológicos y normales - del pensamiento y la inteligencia. Imaginaba esta noosfera como una red de vínculos [...] literalmente más y más presente, en la inmensidad de su organismo, como la imagen de un sistema nervioso. Argüelles apostilla al respecto se está produciendo una serie de interacciones de la actividad creciente de las redes humanas creando una “capa de pensamiento” altamente cargada. Damos por hecho que la noosfera anticipa, aunque sea de manera onírica, la interconexión social y global que Internet ha permitido desde la última década del siglo pasado, no haciendo referencia directamente a la técnica como tal, sino al crecimiento humano que ha venido produciendo. Chardin sueña no obstante con una geotecnología extendiendo una red estrechamente interdependiente40. A pesar de lo etéreo esta teoría, no podemos establecer un paralelismo con la hipótesis de Gaia de James Lovelock y Lynn Margulis, ya que ésta, a diferencia de la primera, especula sobre el funcionamiento megaorgánico del planeta como conjunto de la suma de todas las formas de vida sobre el planeta, y no sobre la interconexión del pensamiento humano.

De refugio freak a icono cultural transgeneracional

Philippe Breton afirma en su obra el culto de Internet ¿una amenaza para el contacto social? (La Découverte, 2000) que por primera vez en la humanidad, el hombre ha construido un dispositivo técnico, Internet, capaz de dotar a los hombre de una comunicación directa total, de tal dimensión que nadie habría podido pensar hace unos años que podría alcanzar. Internet se ha convertido en objeto de culto, portador de la promesa de un mundo mejor, el del ciberespacio. Mientras, los acérrimos defensores del todo-internet se ocupan de defenderlo ante los tecnófobos y ante los usuarios que piden un uso comedido de la red. Sus militantes fundamentalistas están pidiendo una sociedad mundial de la información, donde el nuevo el nuevo vínculo social se basa en la separación del cuerpo y la colectivización de la conciencia. Una visión que combina la herencia de Teilhard de Chardin, el budismo zen y las creencias de la New Age. Y moviliza a los valores de la cultura americana, como el puritanismo, el maniqueísmo, la búsqueda de la armonía social y el culto de la juventud. Es parte de una nueva religiosidad, que celebra la utopía de la transparencia en un contexto marcado por la crisis de la política, pero también del debilitamiento de la influencia del monoteísmo y el humanismo. ¿De dónde viene este nuevo culto? ¿Cuáles son sus raíces históricas, por qué su éxito? ¿No es un portador, en su exceso, un riesgo importante para un vínculo social ya debilitado?41.

Homo digitalis ¿es tan profundo el cambio?

¿Podemos cambiar de la noche a la mañana? ¿Cuándo podemos afirmar que una sociedad dejar de ser de una manera para transformarse en algo nuevo? Terceiro, recordando a Negroponte cuando nos habla de la transición de átomos a bits, reflexiona sobre cómo esta transformación ha desembocado en la actualidad en la metamorfosis de homo sapiens a homo digitalis42. Pone de manifiesto como la humanidad ha venido midiendo su progreso en términos de tecnología, y destaca la aceleración del ritmo del desarrollo humano en los últimos años. Así, reconoce que el Paleolítico duró millones de años, pero culminó en el neolítico, una etapa de unos tres-cuatro milenios. El siguiente nivel fue la Edad de los Metales, también de unos pocos milenios. La Revolución Industrial duro unos doscientos años, la era eléctrica unos cuarenta y la de la electrónica unos veinticinco y la era de la información cuenta ya con unos treinta y cinco años (lo que él llama infolítico). En termino de generaciones, unas 1.400 desde que apareció homo sapiens como especie, 200 desde el comienzo de la escritura y unas veinte con la imprenta. Destaca la importancia de que en el infolítico (o sociedad de la información), los usuarios tendrán un protagonismo como nunca ante lo habían tenido en ningún proceso histórico o social, siendo más que nunca protagonistas de su propio destino.

Terceiro dice que esta mutación de sapiens a digitalis se está produciendo de manera exponencial, transformando hábitos de vida, de consumo, de ocio, de comunicaciones... pero deja abierta la interrogante sobre la inconclusión del proceso con un ¿a partir de cuándo?. Sin embargo, destaca que todas estas transformaciones son tan profundas, que los antropólogos del año 3.000 clasificarán al ser humano que ha iniciado el siglo XXI como homo digitalis45, y se atreve a determinar el inicio de esta progresión hacia una nueva especie aproximadamente en la segunda mitad del siglo XX, con la aparición de los primeros computadores y su rápida evolución hacia la informática personal, cada vez más asequible, potente y transportable.

Otro punto de inflexión que marca Terceiro es la aparición de las primeras interfaces gráficas de usuario (GUI); Macintosh como pionero y Windows 95 como réplica, aunque más célebre debido a una gran campaña de marketing. Umberto Eco, citado por Terceiro, hace una comparación entre los intérpretes de líneas de comando (MS DOS) y la aparición de las interfaces gráficas (Windows 95 y posteriores, Macintosh de Apple o los Gnome y Kde de Linux). Los primeros serían el protestantismo, el calvinismo, donde las escrituras se interpretan libremente y los GUI sería el catolicismo, donde el sistema se obsesiona en llevar al usuario a la salvación por caminos preestablecidos. El calvinismo da por supuesto que no todos pueden alcanzar el reino de los cielos, mientras que los diseñadores de GUI dan por supuesto que todos podremos ser redimidos. Por eso, el dejar atrás los sistemas operativos no visuales, a pesar de “condenarse” es un paso más hacía el homo digitalis, por suponer la masificación de la informática de consumo y, con ella, el acceso a Internet.

Socialización de las innovaciones

La transformación no puede ser inmediata. Requiere de un tiempo, y aunque el cerebro humano sea capaz de asumir el cambio, una sociedad es más lenta debida a la dialéctica que surge entre las diversas interacciones que surgen entre cada uno de sus miembro. Mercier nos dice que la tecnología no puede hacer tabula rasa con el pasado, que es necesario seguir un proceso previo. No basta con que la investigación científica alcance un descubrimiento relevante: la sociedad debe estar preparada para asimilar este avance. Para ello plantea una metáfora: actualmente hay coches asequibles que alcanzan velocidades inalcanzables (200-250 km/hora), pero no por ello se puede circular a esa velocidad por determinaciones legales (leyes de tráfico) y coyunturales (pocas vías de comunicación permitirían una conducción segura)48. Para permitir o restringir los avances, entran en juego tres aspectos o lógicas:

  • Lógica técnica: ¿Es posible alcanzar ese avance?

  • Lógica mercantil: ¿Es rentable? ¿Es este el momento o es mejor reservar?

  • Lógica social: ¿estamos preparados para este avance?

Continúa afirmando que el paisaje social es imprescindible para la progresión o no de un producto: una sociedad que proyecte una imagen de modernidad estará “condenada” a ser moderna y a aceptar aquello que se etiquete como moderno o innovador.

Pero ¿se puede establecer el tiempo en que una innovación será absorbida? El avance de la industria automovilística ha avanzado relativamente lenta, pasando largo tiempo desde su inicio hasta su uso frecuente por parte de la ciudadanía. Mientras, la aeronáutica ha avanzado a un ritmo trepidante, pasando en cincuenta años de un vuelo de 200 metros en un aparato de madera y tela a colocar al ser humano en la luna. Mercier, tras preguntarse si puede realmente una innovación crear una nueva necesidad, nos ejemplariza esto en la fábula de la liebre y la tortuga: la tecnología corre como una liebre, pero la sociedad avanza como una tortuga. Hasta que la tortuga no llegue a su meta, la carrera no habrá concluido, por mucha ventaja que haya sacado la liebre. No obstante, el propio Mercier nos habla de la aceleración del tiempo social: si la escritura ha tardado casi tres milenios en pasar de ser un medio de comunicación elitista a un medio de comunicación masivo, la digitalización de la humanidad se está produciendo en pocos decenios. En el caso de Internet, la propia intrahistoria de la red nos va marcando las etapas de desarrollo tecnológico, lo que ha ido marcando su progresiva introducción en los mercados (jugando su papel por un lado la parte física –hardware- los fabricantes de ordenadores y material informático y por otra la parte lógica –software- o proveedores de acceso)

Nativos e inmigrantes digitales

Si la sociedad en su conjunto ha migrado hacia un nuevo sistema social, marcado por la tecnología y las redes digitales, debemos aceptar la pertinencia de una generación digital, de un ciudadano que debe adaptarse a los nuevos hábitos, aunque ello responda no sólo a una tendencia socio-evolutiva, sino mercantilista y comercial. El informe Teens 2010 afirma que En la era digital la distinción entre entretenerse, informarse y relacionarse queda totalmente difuminada. De la misma manera que Internet ha supuesto una convergencia de las diversas actividades, la tendencia creciente del multitasking [...] hace que los adolescentes utilicen de forma simultánea diferentes aparatos como el ordenador, el móvil o la televisión. Por lo tanto, podemos hablar de que los componentes de esta sociedad deberán converger hacia las directrices y modus vivendi propios de este nuevo escenario. Pero ¿es una migración absoluta? ¿Todos los segmentos sociales acuden de igual manera a este revolucionario espacio?.

Frente a esta clasificación de inmigrantes y nativos, controvertida y criticada, han surgido alternativas diversas. Como hemos defendido en otras ocasiones, existe un segmento social integrado en las nuevas tecnologías de la sociedad de la información y otro alejado. El devenir de ambos sectores va a crear en el futuro estamentos sociales bien diferenciados: la élite online y los nuevos parias offline. Hecho grave, ya que entre ambos segmentos, sin importar la edad se va a generar una brecha digital, si bien es más peligrosa esta fractura entre los grupos de iguales, entre los jóvenes. Es más preocupante la brecha digital entre los grupos de iguales que entre generaciones distintas. Lo grave es la brecha que hay entre los propios jóvenes. Según este modelo, la aparición de la élite online y los parias offline es debida sobre todo a una serie de carencias educativas y de formación de base, que debilitan aprendizajes posteriores, incluido el tecnológico: el problema es más la escasa formación general que la formación tecnológica. White y Le Cornu nos hablan de visitantes y residentes51 como otro punto de vista para entender la escisión digital de la sociedad preconizada por Prensky. En esta nueva opción se justifica la necesidad de establecer un punto de partida con las metáforas lugar y herramienta52, sobre todo con la llegada de los medios de comunicación social. La participación o el uso de la red y las tecnologías de la comunicación dependería de la motivación y el contexto del usuario, sin tener que establecer una variable de acuerdo a la edad o el origen del usuario53. Los visitantes, a groso modo, serían aquellos que utilizan la informática como medio, como herramienta de trabajo, sin más implicaciones en este nuevo escenario social y que, a pesar de poder contar con cuentas de correo o Skype, no se dejarán atrapar por la redes sociales ni desarrollarán una identidad digital. Mientras tanto, los residentes ven en la red un nuevo espacio de relación, un lugar donde encontrarse con conocidos y desconocidos. Entre los residentes, los límites entre los online y lo offline están cada vez más difusos y desarrollan una identidad digital plena. Por lo tanto, para ellos la red es herramienta, pero además trasciende esta dimensión para convertirse en lugar. Lugar donde vivir, interactuar y relacionarse.

Concluyen afirmando que el paradigma de visitantes y residentes no sólo describe la experiencia vivida y la práctica de la participación tecnológica de una manera más precisa que los nativos e inmigrantes de Prensky, sino que se basa en un fundamento más seguro55. En la figura superior, exponen como la clasificación no es totalmente dicotómica, sino que cada usuario tiene una proporción variable de ambos factores. Proponen que algunas personas pueden funcionar completamente como visitantes, limitándose a visitar lugares específicos para fines específicos, sin dejar una huella detrás. En el otro extremo, están los residentes integrales que dedican todo su tiempo en línea en la interacción social, sin tener en cuenta Internet para la recopilación de información, dejando tras de sí importantes pruebas de su presencia. Ambos extremos son representan una minoría, mientras que los perfiles más representativos se emplazarían dentro de la caja central donde los individuos a veces funcionan más como visitantes y a veces como residentes, de acuerdo con su motivación56. Sin embargo, como descarga de culpa en beneficio de Presnky, argumentan que cuando la teoría del nativo digital fue propuesta, Internet era un espacio aún de información vertical, carente de la dimensión 2.0 que impregna la fase actual de la red y que, evidentemente, Internet no es el mismo desde que aparecieron los espacios sociales57. Además, apoyan esta tesis de la caducidad del modelo nativos -inmigrantes en la idea de Doug Holton, quien afirma que la distinción entre nativos o inmigrantes digitales está muerta o, al menos, a punto de morir (the digital natives / digital immigrants distinction is dead, or at least dying) y que por desgracia, la idea sigue siendo aceptado acríticamente incluso en algunos artículos de revistas, y podría utilizarse como una excusa o una muleta muy a menudo para las prácticas de enseñanza deficiente o ineficaz59.

Inteligencia curricular, inteligencia digital

Howard Gardner60 es un psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples, presentada en 1983 en el libro Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences61. Según esta teoría, la inteligencia no es vista como algo unitario, que agrupa diferentes capacidades específicas con distinto nivel de generalidad,

sino como un conjunto de inteligencias múltiples, distintas e independientes. Gadner identifica hasta ocho tipos distintos de inteligencia62.

  • Inteligencia lingüística

  • Inteligencia lógica-matemática

  • Inteligencia espacial

  • Inteligencia musical

  • Inteligencia corporal cinética

  • Inteligencia intrapersonal

  • Inteligencia interpersonal

  • Inteligencia naturalista

Daniel Goleman63 es un psicólogo estadounidense, colaborador del periódico The New York Times. Ha sido editor de la revista Psychology Today y profesor de psicología en la Universidad de Harvard. Fundó el Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning64 (Sociedad para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional) para difundir su corriente de la inteligencia emocional y su aplicación en el ámbito escolar. Siguiendo el camino abierto por Gadner, estudió las inteligencias múltiples, estableciendo tres nuevos tipos. En 1995 escribió el libro Inteligencia Emocional, al que siguieron Inteligencia social e Inteligencia ecológica.

Pero los tiempos están cambiando y nos encontramos, incluso, un cambio de paradigma ¿Podemos admitir que la inteligencia o los medios de socialización están permutándose? ¿Los conocimientos que antes eran imprescindibles ahora son banales? Volviendo a Gardner, éste define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas y afirma que la brillantez académica no es todo, sino que lo importante es saber desenvolverse. De ahí sus múltiples inteligencias, desechando una inteligencia única, ya que una persona puede brillar en unos aspectos, pero pasar

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Libro: Dirección Financiera de la Empresa Temática: Ciencias Sociales

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