jueves, 14 de marzo de 2019

Los cinco elementos de la acupuntura y del masaje chino

Denis y Joyce Lawson-Wood

Categoría: Fisioterapia y Masajes

Existen varias clases diferentes de movimiento en el cuerpo humano (que también tienen lugar en los animales); entre ellos están los siguientes: I) el movimiento de un fluido, por ejemplo la sangre, el quilo, la linfa, etcétera; II) el movimiento del tejido contráctil; III) el movimiento de un impulso nervioso; IV) el movimiento del aire, como en la respiración; V) secreciones glandulares, orgánicas, etcétera. I) La circulación de la sangre quizá sea el mejor ejemplo de circulación de un fluido. Nos concierne encontrar una respuesta a la pregunta: “¿Por qué circula la sangre?”

Desde el punto de vista “polar”, Yang/Yin, la circulación de la sangre en los vasos sanguíneos, venas y arterias NO es una consecuencia de la acción de bombeo mecánico del corazón, sino el resultado de la interacción polar Yang/Yin. Los latidos del corazón no son la causa de la circulación, sino más bien una consecuencia de ésta.

Los extremos de la Circulación

En este ejemplo no vamos a complicar innecesariamente las cosas teniendo en cuenta también la función de hígado. En primer lugar localicemos los extremos o polos de la circulación. Veamos dónde se encuentra el Yang y dónde el Yin.

Las fuerzas Yang (combinación) y Yin (separación) están representadas como oxigenación y desoxigenación. Siendo así, tenemos los dos extremos en los pulmones y en los capilares. La sangre en su forma combinada es un fluido nutritivo que transporta quilo oxigenado. Los chinos consideraban que la sangre se formaba en los pulmones. Desde su punto de vista tienen razón ya que su forma plenamente combinada se alcanza en los pulmones. Así que los pulmones representan uno de los extremos. l otro extremo de la circulación debe ser buscado en un lugar donde se dé la condición de "completa separación", es decir, sangre desoxigenada no quilífera y quilo no oxigenado y decolorado. Esta situación se encuentra en los capilares y en el intestino delgado.

Lo Yang atrae a lo Yin. De esta forma el quilo se mueve por tensión polar entre el intestino y los pulmones. El quilo en el intestino delgado no lleva oxígeno y lo necesita. En consecuencia se mueve hacia el polo del oxígeno, los pulmones. En los capilares la sangre está desoxigenada, separada o vacía (Yin). Ahora bien, al estar "vacía" (Yin) es atraída hacia el polo Yang para reoxigenarse. También resulta atraída hacia el quilo para ser recargada con sustancias nutritivas. Los conductores de estos fluidos son las venas y los vasos linfáticos. En su camino hacia los pulmones el quilo no oxigenado y la sangre desoxigenada o venosa se mezclan. Esto tiene lugar en el corazón. En palabras del NEI CHING: "El corazón nutre a la sangre

En los pulmones, mediante la oxigenación, el quilo se colorea de rojo y se forma sangre arterial o nutritiva. La sangre "yangizada" tiene ahora la misma polaridad que el pulmón, el polo Yang del sistema circulatorio. Los polos semejantes se repelen mutuamente, por consiguiente la sangre se aleja forzosamente de los pulmones y es atraída hacia el polo Yin del sistema vascular, es decir, hacia los capilares. En su recorrido atraviesa el corazón. Tras llegar a los capilares y ser disgregada, el ciclo se repite.

El flujo sanguíneo hace latir al corazón

Como se puede apreciar, por el corazón pasa sangre desoxigenada y sangre oxigenada. Este flujo polariza los músculos del corazón y crea rítmicamente una tensión polar en la musculatura cardíaca de la que resulta una descarga de dicha tensión en forma de contracción muscular, seguida de una relajación momentánea y de una nueva tensión: los latidos del corazón. El corazón constituye el "reloj incorporado del organismo", o como algunos dicen, el corazón es el marcapasos del organismo.

Aunque el corazón puede ejercer cierta acción mecánica de bombeo, esta acción mecánica no es el motor principal de la circulación, sino que es por la tensión bi-polar y por la descarga de dicha tensión que se produce la circulación. El flujo a través del corazón proporciona el movimiento necesario para polarizar la musculatura cardíaca.

La sangre puede circular sin que el corazón lata, pero éste no late a menos que la sangre circule. Se puede reanimar a una persona aun después de que el corazón haya dejado de latir, mientras la sangre siga circulando, aunque sea débilmente. Las técnicas de reanimación pretenden primordialmente mantener o restablecer una regular oxigenación o estimulación del proceso circulatorio, y sólo secundariamente estimulan al corazón.

II) n ejemplo del movimiento del tejido contráctil como manifestación de una excitación polar, tensión y descarga, lo tenemos en la contracción de las fibras del músculo estriado. Un músculo puede ser considerado como una fibra bi-cónica de conos desiguales. Uno de los conos está unido más o menos directamente al hueso, en el "origen" del músculo; el otro se alarga en el tendón de "inserción". El estímulo nervioso induce una excitación polar, creando una carga (o PO de descarga). Entonces los polos Yang y Yin del músculo se atraen mutuamente. Los polos se acercan el uno hacia el otro mediante la contracción de la fibra. Tras la descarga sobreviene la relajación. En este caso la energía excitada está, en cierto sentido, ligada a los tejidos y por lo tanto, al moverse la energía se mueve el tejido a la que se encuentra ligada.

III) En el caso de la energía nerviosa tenemos también una creación o activación de tensión polar entre los dos extremos de la fibra nerviosa. En este caso el tejido no es contráctil, por lo tanto, para que la tensión pueda ser descargada (no siendo los dos extremos de la fibra capaces de aproximarse) la "carga discurre a lo largo de la fibra como un impulso de energía.

IV) En el proceso respiratorio, considerado como un flujo de aire, hemos de tener en cuenta las tensiones polares entre el aire de dentro y fuera de los pulmones, con referencia a su proporción relativa de oxígeno y anhídrido carbónico.

El flujo de aire hacia dentro y hacia fuera constituye un movimiento que polariza los músculos respiratorios. Una vez más, nos preguntamos si son los llamados músculos respiratorios los que causan la inspiración y la espiración o sí la función de los músculos respiratorios debería ser considerada como reguladora más que como causal.

Es indiscutible que la primera respiración de un recién nacido NO es producida por la acción de los músculos respiratorios sino por la expansión de los pulmones, debida a la siguiente secuencia de hechos: el corte del cordón umbilical significa que ya no llega sangre arterial procedente de la placenta ("el pulmón fetal") a través de la vena umbilical; el corazón izquierdo ya no recibe estimulación y el agujero oval se colapsa y se cierra. Toda la sangre entra en la mitad derecha del corazón y no encontrando el camino abierto por el conducto arterioso, se ve dirigida forzosamente hacia los pulmones que en este momento se expanden, dejando entre los vasos pulmonares un espacio vacío en el que irrumpe el aire.

El estudiante será recompensado con creces si dedica algún tiempo a considerar cuidadosamente el desarrollo embriológico del sistema circulatorio, apreciando el orden en que aparecen los tejidos especializados.

Jugo gástrico

También en las secreciones orgánicas y glandulares podemos observar otra manifestación de actividad polar (creación de una tensión y su descarga). Tomemos como ejemplo la secreción de jugo gástrico, de forma más amplia, el fenómeno del hambre y de la sed.

El hambre y la sed son opuestos en el sentido de que una persona está hambrienta o está sedienta, pero no ambas cosas al mismo tiempo. Existe una amplia justificación a la recomendación hecha por los dietistas de que no se debería beber durante las comidas.

En el proceso digestivo se consume jugo gástrico. La secreción de jugo gástrico es un proceso oxidante; el jugo gástrico es consumido por la comida. En otras palabras: la comida actúa como el polo desoxidante. Cuando existe un déficit de elementos desoxidantes la "tensión oxigenada" en el estómago se eleva hasta llegar a producir una sensación desagradable que llamamos "hambre". Esta tensión (hambre) puede ser descrita como un exceso de polo oxidante o como un déficit de polo desoxidante. El equilibrio se restablece mediante la introducción en el estómago de aquello que está en déficit o por la dispersión de lo que se encuentra en exceso.

El hambre, siendo una condición de "vacío", es una condición Yin. Lo Yin también hace referencia a lo frío. Si la temperatura corporal es baja, existe un exceso de Yin o un déficit de Yang. El comer algo calmará la sensación de hambre y elevará la temperatura corporal.

Por el contrario, la sed indica un exceso de desoxidación que puede provenir de que el proceso de desoxidación sea demasiado rápido (por ejemplo, por exceso de comida) o de un déficit en la secreción de jugo gástrico, resultando de ello una sensación de sequedad o calor, es decir, un exceso de Yang que requiere dispersión. El beber algo tendrá el efecto de hacer descender la temperatura del cuerpo.

Por propia experiencia el estudiante observador descubrirá que cuando siente frío hay por lo menos dos formas de solucionar la situación: se puede comer algo, es decir, introducir Yang para equilibrar el déficit interno de Yang, o se puede vaciar la vejiga de la orina, dispersando o evacuando de este modo el exceso de Yin en forma de orina.

Una y otra vez, especialmente acampando en condiciones hibernales, nos hemos dado cuenta de que uno o dos bocados, aunque la comida esté fría, tienen un efecto más positivo para restablecer la temperatura corporal que cualquier cantidad de bebidas calientes.

Tensión y Relajación

TODOS LOS PROCESOS VITALES deben ser considerados como creaciones rítmicas o cíclicas de tensión polar y descarga de tensión. Existe siempre una continua interacción entre Yang y Yin. Primero predomina uno y a continuación el otro. A la estimulación sigue la descarga, a la actividad el reposo y a la tensión la relajación, del mismo modo que la noche sucede al día y las estaciones se suceden unas a otras.

Si el ritmo de un proceso es perturbado, nos encontramos entonces con una situación que requiere de una acción que restablezca el equilibrio y el ritmo adecuados. El ritmo puede ser demasiado rápido o demasiado lento. Puede que haya un exceso de excitación que necesite ser calmada o dispersada. O quizás el ritmo sea demasiado lento por falta de estímulo -en cantidad o en calidad- indicando una condición que requiere estimulación, activación o, como el NEI CHING la denomina, una acción "suplementaria".

Veamos un sencillo ejemplo de un síntoma local de exceso de Yang y de cómo se aplica el tratamiento apropiado de acuerdo a la formulación de FU HSI.

Consideramos una contractura muscular. Una presión firme y sostenida aplicada sobre un músculo fuertemente contraído produce la relajación repentina dcl mismo. Esta es una observación que resulta familiar para los fisioterapeutas.

Podemos comprender por qué esto sucede así si aplicamos las proposiciones 10 y 11.

Un músculo tenso se halla en estado de contracción (Yang). La presión es un estímulo Yang. Polos semejantes situados a corta distancia se repelen entre sí. El más fuerte anula al más débil. No puede haber descarga de tensión entre dos polaridades de igual clase. Por lo tanto, para que la situación se resuelva uno de los dos tiene que cambiar. O bien la presión que ejerce el terapeuta se relaja, se vuelve Yin, o es la resistencia del músculo la que cede. El terapeuta mantiene la presión hasta que se produzca una reacción Yin en el músculo. La resistencia del músculo (Yang) de repente cambia al polo opuesto: relajación (Yin). El más fuerte aniquila al débil. Ahora la presión del terapeuta puede ser aflojada suavemente, puesto que ya no es necesaria. Este es también un ejemplo de la aplicación del principio Hahnemanniano de homeopatía o tratamiento por un similar.

Si el terapeuta utiliza localmente una aguja dc acupuntura, efectuará entonces una acción "dispersante", es decir aplicar Yin para descargar el exceso de Yang.

TODO tratamiento mediante la acupuntura de síntomas, síndromes simples o complejos y enfermedades, así como todo tratamiento paliativo, actúa equilibrando de nuevo alteraciones de procesos polares manifestadas ya físicamente.

Una valoración correcta implica: reconocer qué proceso particular se encuentra alterado, localizar el sitio sobre el que vamos a poder actuar y a continuación, actuar en él con la polaridad correcta. Estos son pues los tres pasos esenciales:

  • Indicación clara,

Localización precisa,

  • Acción apropiada.

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